SCHUBERT, Franz

Sonata para piano en la menor D 537 op. 164

III. Allegro vivace

András Schiff, profesor invitado

Plamena Mangova, alumna

El último movimiento viene del sueño a la realidad, casi como en la Kammersymphonie de A. Schoenberg. Son todo signos de interrogación, y además el profesor Schiff aconseja jugar más con la duración de las fermatas, ser más libre. Más adelante, para que los acordes no sean ruidosos la mano izquierda tiene que sonar menos, manteniendo el tempo sin correr. Pero después si es necesario más presencia de la mano izquierda. 
Respecto a la duración de las notas largas, no sólo debe mantenerlas con el pedal sino quedarse con la mano en la tecla. En la coda, hay que hacer un contraste mayor: en este caso no debe ser bonito, sino peligroso. Por último, András Schiff insiste en que los acordes finales se tiene que mantener con la mano, no sólo con el pedal, y hace hincapié en el carácter "peligroso" del final.

Idioma: inglés